La escucha: componente indispensable de una organización cooperativa

Construir una cultura cooperativa requiere, sin dudas, de una  serie de competencias y habilidades relacionadas con la capacidad de cultivar relaciones interpersonales  de confianza, solidaridad, compromiso y organización.

Reparamos en esta oportunidad en una de ellas, por cuanto resulta indispensable para lograr un clima de auténtica cooperación. Hablamos de la habilidad de practicar la escucha.

Se trata de una práctica que con frecuencia se da por supuesta por considerarla una habilidad innata, automática. Sin embargo, por simple que parezca su ejercicio, para llevar a cabo la escucha se requiere una importante dosis de honestidad y coraje.

En efecto, escuchar desde el respeto incondicional por la autonomía de las personas, nos permite comprender la perspectiva de quien difiere con nosotros. Y aunque ello no implique compartir tal perspectiva, escuchar ciertamente implica un riesgo. Al  abrirnos a nuevas miradas, a nuevos sentidos, a nuevas interpretaciones, nos exponemos a ser modificados.

Y aunque no siempre reparemos en ello, esta  transformación puede resultar incómoda. Sobre todo cuando, aún sin darnos cuenta, actuamos guiados por el mecanismo de identificación narcisista según el cual nuestro valor personal reside en tener razón, estar en lo correcto, conocer la respuesta.

Sin embargo, no es posible pensar en una construcción colectiva, en un trabajo colaborativo, en una gestión democrática sin el componente de la escucha atenta, empática y respetuosa.

No es posible una organización genuinamente cooperativa sin el reconocimiento del valor intrínseco del ser humano, sin la legitimación de las diferencias y sin la apertura necesaria para  contener las  miradas diversas. No es posible construir relaciones de cooperación sin el coraje de escuchar y la humildad de reconocer lo inevitablemente parcial de nuestra mirada.

Luego, claro está, será necesario construir la visión colectiva, elegir opciones, tomar decisiones.  Pero ello será solo después de haberse nutrido  con los aportes de toda/os, de cada una/o de los miembros de la organización.

Allí radica la diferencia cooperativa, el valioso instrumento que le permite no solo mejorar la vida de las personas transformando las prácticas económicas, sino transformándolas a ellas mismas.